En esta curiosa y antigua forma de adivinación no vamos a necesitar demasiados elementos. Es indispensable colocar un tapete sobre la mesa, tener una bolsita en la que guardar las monedas y para algunas tiradas algunos tableros de lectura.

El número de monedas que vamos a necesitar va a depender de la tirada que vayamos a realizar. Los grandes expertos utilizan doce monedas de cuatro tipos diferente pero con doce monedas en total (cuatro monedas de tres tipos diferentes) ya podemos realizar un buen trabajo de interpretación.

Todas las monedas son válidas, no importa su origen, época o tamaño. Escoge aquellas que te ayuden a inspirarte, lo importante es que para ti sean atractivas.

En primer lugar debemos de limpiarlas bien sumergiéndolas durante tres días en agua y sal gorda. Después las dejamos otros tres días a la luz del sol y el influjo de la luna.

Posteriormente debemos de consagrarlas tal y como expliqué en el artículo «Consagración« de Tarot.

Una vez limpias y consagradas ya están listas para su uso.

Tomamos las monedas que vayamos a utilizar en nuestras manos, nos concentramos en la pregunta y lanzaremos las monedas al aire para que caigan sobre el tapete. Como en el resto de las artes adivinatorias es necesario que estés relajado y concentrado para sacar el mayor partido de tu percepción.

Cara: Yang, positivo, si.

Cruz: Yin, negativo, no.

Es muy importante la valoración de las caras.

Si sólo utilizamos una moneda:

Cara: SI

Cruz: NO

Con dos monedas:

Dos caras: Muy favorable

Una cara y una cruz: Indiferencia

Dos cruces: Desfavorable

Con tres o más monedas:

Tres caras: Si, muy favorable, imprevistos, sorpresas y cambios.

Dos caras: Si, fortuna, éxito, triunfos.

Una cara: No, negativa, derrotas e inconvenientes.

Ninguna cara: No con posibilidad de cambios inesperados.

Otra forma de utilizar las monedas es lanzarlas sobre unos tableros con gráficos. Existen muchos modelos de gráficos.

Aquí tenéis algunos de los más habituales.